Aunque me costaba creerlo,
volvemos de vacaciones sin pañal, superando este proceso con buena nota.
Aunque suele decirse que el
verano es el mejor momento de quitar el pañal (por aquello de que se mancha
menos ropa y se seca más rápido), no es oro todo lo que reluce. Los veranos
están llenos de actividades, excursiones, viajes, piscina, playa, cambios de
casas… demasiadas emociones que no favorecen que nuestro
objetivo tenga éxito. Sin embargo, el verano es nuestra última
oportunidad para quitar el pañal antes de que los pequeños empiecen el cole (tengan o no 3
años, estén o no preparados). Como nos ha pasado a nosotros.
Mi pequeño cumple hoy 3 años. Al
principio del verano no daba muchas muestras de estar preparado para este gran
paso (si queréis saber si vuestro pequeño está preparado podéis leer más aquí).
Y, personalmente, yo tampoco estaba preparada para quitar el pañal por tercera
vez. La experiencia me decía que no era el momento, que había que esperar, pero
“socialmente” no podíamos esperar más: no se puede empezar el cole y llevar
pañal. Pero yo había decidido tomarlo con calma, ver las señales, esperar el
momento. Hicimos un pequeño intento al inicio de las vacaciones, pero fueron
dos días horribles y yo no podía salir a la calle con 3 niños e intentar seguir
haciendo todo lo que tenía que hacer cambiando ropa cada media hora, ¡tendría que llevar una maleta cada vez que salía de casa!.
Finalmente comenzamos el 1 de
agosto. Se avecinaba un mes más o menos tranquilo: los primeros 15 días en casa
y en la piscina, sin viajes ni salidas lejanas, y la segunda quincena a la
playa, pero como si estuviéramos en casa.
Unos días antes le dije que le
iba a quitar el pañal para hacer pis en el orinal y usar calzoncillos como los
hermanos mayores. Le dije que tenía que avisar para ir al baño, e
incluso en alguna ocasión pusimos el orinal cerca de donde estaba jugando para
que le diera tiempo a llegar.
Realmente tengo que confesar que
ha sido todo un éxito, mucho mejor de lo que me esperaba.
Por el día, poco a poco fue dándose cuenta de lo que sentía y lo que sucedía cuando se hacía pis y caca.
Los primeros días hubo escapes, pero no tantos como en el primer intento que
hicimos al principio del verano. Como pasamos mucho tiempo en la piscina, cuando
no había hecho caca en casa le ponía el pañal de agua para no liarla, pero si
había hecho caca le dejaba sin pañal. Tenía que avisar del pis (y a veces lo hacía) pero si no lo hacía le veías que se encogía
o se miraba dándose cuenta que estaba haciéndose pis encima.
© CAMINARÉ |
Muchas veces los escapes son porque no le da tiempo a llegar al baño o a bajarse los pantalones. Uno de los primeros días, en casa, le encontré jugando sentado de lado con el culo levantado. Pensé que se había hecho caca encima, pero había ido a hacer caca a un rincón del baño y había vuelto a jugar sentándose así porque tenía el culo sucio. Estaba asociando hacer sus necesidades a ir al baño y a tener que limpiarse. Me sorprendió gratamente aunque no hubiera avisado ni acertado dónde hacerlo. Por lo menos tuvo buena intención y fue consciente de lo que sucedía.
A los 15 días empezó a ir solito
al baño y a avisar para limpiarle o para ayudarle a bajarse la ropa cuando veía que no le daba tiempo.
Para el viaje de ida a la playa le puse el pañal (contándole por qué y diciéndole que avisara si tenía ganas) por si acaso no aguantaba y no podíamos parar, pero fue capaz de no hacerse pis hasta que hicimos la parada y llegamos a la playa. ¡Todo un campeón!
Para el viaje de ida a la playa le puse el pañal (contándole por qué y diciéndole que avisara si tenía ganas) por si acaso no aguantaba y no podíamos parar, pero fue capaz de no hacerse pis hasta que hicimos la parada y llegamos a la playa. ¡Todo un campeón!
Por la noche le sigo poniendo el
pañal, pero desde el primer día amanece seco y es capaz de hacer el primer pis
en el orinal. Sólo se hizo pis las dos primeras noches en la playa, lo
cual es normal por el cambio de casa, el viaje, la emoción.
Después de un mes sin pañal sigue
habiendo algún escape puntual, pero nada grave. Así que podemos decir que:
¡Empezamos el cole sin pañal!
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