El nuevo curso
comienza para todos: alumnos, padres y profesores.
Parece que para los
adultos y niños mayores es más fácil retomar la vuelta al cole porque sabemos
lo que sucede, pero todos necesitamos adaptarnos a la rutina, al horario, a
madrugar, a los nuevos compañeros y a las obligaciones y tareas que conlleva el
día a día.
Si nos cuesta a los
mayores madrugar y volver al trabajo, ¿cómo no les va a costar a los pequeños
la vuelta al cole?
© CAMINARÉ |
¿Y qué pasa con los
más pequeños, con los que van al cole por primera vez y todo es nuevo para
ellos?
Solemos hablar de
periodo de adaptación para los más pequeños, los que empiezan la guardería o el
colegio por primera vez, porque suele ser la primera separación que se produce
entre el niño y su familia. Es el tiempo que el niño tarda en asimilar los
cambios y las nuevas actividades en su vida cotidiana y consigue desenvolverse con
normalidad en ese nuevo ambiente.
Es normal que se
presente como un proceso irregular donde podremos observar avances y
retrocesos. Por suerte, los niños tienen una flexibilidad y una capacidad de
adaptación extraordinaria, lo que les ayuda a adaptarse rápidamente a cualquier circunstancia.
Pero debe superar estos cambios internamente, y esto lleva un tiempo. En los
niños se va a generar un malestar que todavía no saben expresar con palabras.
Podemos notarles enfadados, irritables e incluso agresivos, con cambios en el
sueño o la alimentación. Todo esto puede ser normal. Lo importante es mantener
una actitud receptiva ante este malestar que se produce en ellos, atendiendo a
los distintos ritmos de cada niño, pues, encaso de tener varios hijos, cada uno puede
superarlo y expresarlo de diferentes maneras y no podemos compararlos entre ellos ni al mismo hijo respecto al año anterior.
Mi hijo pequeño ha
comenzado este año el cole. Para él no debería ser un gran cambio porque el año
pasado estuvo en el aula de dos años, conoce el colegio, a las profesoras y es
el cole de sus hermanos mayores. Pero no deja de ser un nuevo curso, un cambio
de profe, de clase, nuevos compañeros. Este año es un poco más mayor, es más
consciente de lo que sucede, de la separación, y nos está costando un poco más.
Mientras el año pasado se quedaba encantado en clase y no fue muy dramático el
inicio de curso, los dos primeros días de cole de este curso sí lo han sido.
Aunque muestra que está contento, se resiste a entrar y se queda llorando, llorando desconsoladamente. No me lo esperaba, pero
yo también me quedaría llorando si mi madre me lleva a un sitio (aunque lo conozca) donde todos los
niños lloran al entrar. Hoy le ha acompañado hasta dentro de clase su
hermano mayor y todo ha ido mejor, un poco compungido, pero sin llorar.
¿Qué podemos hacer
los padres?
Es muy importante la
actitud de los padres. Si las familias transmiten tranquilidad, confianza y
normalidad no tiene por qué haber ningún trastorno en los niños, aunque como
digo, los llantos a la entrada son contagiosos y tendrán malos momentos por mucha tranquilidad que nosotros tengamos y muy sociables que ellos sean. Lo
importante es que el niño aprenda a adaptarse poco a poco y los padres le
acompañen amorosamente en este momento, como en cada momento
de su vida.
Muchas veces los padres estamos más preocupados que los niños. Nuestros temores, expectativas, nuestra seguridad o inseguridad, pueden ser transmitidos a los niños sin que nos demos cuenta. Si el niño nos cree y confía en nosotros va a aceptar su nueva
situación más fácilmente. En cambio, si le transmitimos inseguridad, ansiedad,
o siente que le estamos intentando “vender
la moto” le va a costar más ir al colegio.
Es importante
prepararles e involucrarles en el proceso, pasear por los alrededores del cole y
hacer una visita previa al centro para que le vaya siendo familiar, comprar
juntos el material escolar, ver los libros, ir adaptando los horarios. Y
llegado el momento, evitar las despedidas largas, darles un beso, un abrazo y
salir. Lo que tampoco es fácil, porque si se te abraza al cuello y te agarra
como un koala no hay quien le separe. Si esto sucede, y según como sea la
entrada en cada colegio, puedes alejarte un poco de la puerta, y pasear con él
mientras le dices que mamá y papá volverán pronto y que dentro va a jugar y a
disfrutar muchísimo, y cuando todo esté más tranquilo y no haya niños llorando
alrededor, le bajamos al suelo y le llevamos de la mano a la puerta.
Seguramente entrará más tranquilo. O sino la opción de que le acompañen los hermanos y entren con él también suele ser muy efectiva.
Y como consejo final
deciros que es un aprendizaje de vida, aprenderán a relacionarse con iguales, harán nuevos amigos y vivirán un montón de experiencias y aprendizajes que les harán crecer, madurar y crear su propia identidad.
Lo normal es que no dure más del
primer mes, incluso suele superarse en la primera semana. ¡Qué no cunda el pánico!
Y vosotros, ¿cómo lleváis la vuelta al cole y el periodo
de adaptación?
¿cuáles son vuestras estrategias y recomendaciones?
Nuestra adaptación a la guarde está siendo complicada, por supuesto llantos a la llegada y a la recogida como si no fuera a volver nunca. Pese al lenguaje positivo y los ánimos no se acaba de convencer. Lo siguiente es que vomita el desayuno al llegar a la guarde. Tras el llanto y el vómito, luego pasa el día tranquila jugando, pero cuando mamá la va a recoger vuelta a llorar. Paciencia y muchos mimos. La realidad es que duerme del tirón por primera vez desde que nació y sigue comiendo estupendamente, así que estoy convencida de que está bien.
ResponderEliminarMe ha encantado tu post, me siento acompañada! espero el siguiente con ganas!
Lo primero me alegro que te haya gustado, sido útil y te sientas acompañada, esto es lo más importante.
ResponderEliminarLo segundo, ¡mucho ánimo!. No es fácil verles así, sobre todo cuando sabes que están bien y que tú lo vives bien, aunque siempre da pena dejarles e ir alejándose de ellos.
Yo lo he centrado en el cole, y evidentemente en nuestra experiencia con otros coles y escuelas infantiles.
El año pasado al ser guardería la adaptación y las llegadas al cole eran más familiares: ibas con ellos hasta su clase y estabas allí un poco mientras le ayudabas a dejar las cosas y el abrigo. Creo que es lo mejor para que ellos vean que no les dejas y te vas. Los niños ven que papá y mamá pueden entrar, hablan con la profe y el cole también es cercano a ellos. Pero está claro que con 3 clases de más de 20 niños es imposible dar tanta cercanía a los padres, pues es inviable y no todos somos iguales ni comprensivos con las normas.
A pesar de todo la comunicación con las profesoras ante cualquier cosa que nos preocupe o queramos comentarles siempre tiene que ser posible y cercana.