Se acerca la noche de Reyes. Una
noche mágica y de ilusión.
Al igual que les sucede a mis hijos ahora, cuando yo era niña esperaba esta
noche con gran emoción: los nervios y las cosquillas en el estómago que hacían
que te costara dormirte, despertarte en medio de la noche y quedarte muy quieta
para que no te oyeran por si justo estaban los Reyes dejando los regalos y oír
ruidos que parecían desvelar su presencia, y, por supuesto, madrugar y
despertar a toda la familia porque:
¡los Reyes habían dejado los regalos!
Quiero contaros por qué
me parece una fiesta y una tradición importante de conservar.
Las tradiciones las transmitimos
de padres a hijos porque forman parte de nuestra cultura y nuestras creencias. Conservar
las tradiciones significa formar parte de algo. En cada lugar hay distintas
tradiciones y en vez de los Reyes llega otro personaje. Personalmente prefiero
a los Reyes Magos que a Papá Noel (que aunque creamos que es un “invento de
Coca Cola” y del consumismo, en su origen representa a San Nicolás de Bari),
porque es más de nuestra tradición y, aunque lleguen más tarde, enseñan al niño
a esperar, a ser paciente en un mundo donde todo es inmediato, y a aprender a
disfrutar de la espera en la que también experimentamos gozo y satisfacción (a veces más que
cuando tenemos el regalo en nuestras manos).
Pero lo que me sorprende es escuchar y leer en algunos medios que mentir a los niños con estas cosas no es bueno y les hace daño. Es cierto que a los niños siempre les decimos que
tienen que decir la verdad y que es malo mentir. ¿Pero de verdad esto puede considerarse una mentira? Muchas de las
tradiciones que les trasmitimos están cargadas de historias con personajes
imaginarios, de leyendas con parte verdadera y parte imaginaria para que los niños puedan entender mejor. No soy ninguna experta en esto, pero creo que hacer creer a los niños en los Reyes Magos (en Papá Noel o en el Ratón Pérez) no les hace
perder nuestra confianza. Ninguno de nosotros hemos dejado de creer en nuestros
padres por estas cosas, aunque en su momento, y dependiendo de cómo nos lo
hayan comunicado (pues es importante cómo decimos las cosas) o cómo hayamos descubierto la verdad, nos llevamos una
mayor o menor decepción. Y creo que lo fundamental es saber decirles la verdad y saber cuándo es el momento adecuado para que ellos lo comprendan y lo asimilen, y hacerles partícipes de esta tradición con nosotros.
(Si os interesa cómo contarles a los niños la verdad, podéis leer mi post Cómo contar la verdadera historia de los Reyes Magos).
(Si os interesa cómo contarles a los niños la verdad, podéis leer mi post Cómo contar la verdadera historia de los Reyes Magos).
Si hay una cosa que los niños
tienen y que debemos conservar en ellos es su curiosidad, su facilidad para
soñar e imaginar y su inocencia. La fantasía y la imaginación, son componentes
importantes del desarrollo emocional de los niños y les ayuda a desarrollar su
creatividad. Esto forma parte de la infancia y de la etapa de su desarrollo que
se llama pensamiento mágico que les ayuda a comprender mejor momentos y
situaciones de su vida.
Yo creo en los Reyes Magos y en
la magia de esa noche. Creo que fueron unos sabios que descubrieron una
estrella, la siguieron y encontraron a un Niño al que adoraron y llevaron
presentes. Hoy, miles de años después, sigue sucediendo el milagro de que niños
y adultos de todo el mundo recuerdan este hecho y reciben regalos, gracias a la
generosidad de la gente (recordemos que mucha gente dona regalos para que los
niños más desfavorecidos puedan disfrutar de un día tan especial).
Los niños no son los únicos que
viven la magia, los adultos también la vivimos. Los adultos perdemos fácilmente
la ilusión, pero la fiesta de los Reyes hace que nosotros también la
recuperemos.
En mi familia siempre se ha
cuidado todo lo que sucedía en la noche de Reyes y yo también intento que sea
así en mi familia con mis hijos. Ir a ver la cabalgata la noche de Reyes, incluso participando de ella, o verla
por la tele cenando chocolate con roscón. Dejar los zapatos limpios y
preparados para que los Reyes dejen sus regalos. Preparar un dulce y una copita
para los Reyes y agua y arroz para los camellos. La fiesta de Reyes también enseña al niño el
valor de los rituales.
¡¡Todo tiene que estar perfecto para cuando sus
Majestades lleguen!!
Yo sigo esperando esta noche con
entusiasmo. Regalar y que nos regalen es dar un poquito de nosotros mismos a
los demás y demostrarles nuestro cariño. Quizás el verdadero regalo de los
Reyes Magos sea hacernos recuperar la ilusión, algo tan valioso para vivir.
Y tú, ¿qué opinas de todo eso?
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