Hace poco más de un año escribía
por qué me parecía importante conservar la tradición de los Reyes Magos. Hoy quiero contaros cómo trasmitir el significado y el valor de esta
tradición a nuestros hijos cuando se hacen mayores y desvelarles el secreto (y
no la mentira) de los Reyes Magos.
El año pasado nuestro hijo mayor
comenzó a tener dudas sobre si los Reyes Magos eran de verdad. Los niños a
determinada edad se hacen muchas preguntas y la magia y la fantasía comienza a
querer tener una explicación racional.
Este año “P” tenía un plan:
capturar a los Reyes Magos para descubrir su auténtica identidad. Su gran
capacidad de observación y razonamiento le llevaban a una conclusión: los Reyes
son los padres. La pregunta hacia nosotros ya era directa y evidente. No
podíamos evadir más la respuesta. El momento había llegado. Teníamos que
comunicarle la verdad. Teníamos que hacerle partícipe de “el gran secreto” y confiarle una importante misión.
Para ello, mi marido y yo hablamos
e investigamos sobre qué y cómo queríamos contárselo, porque no nos da igual
decir las cosas de una manera u otra. Y esto era importante. Lo primero era esperar
a que pasase la Navidad, para no estropear toda la ilusión de estos días y la espera de los Reyes.
Buscamos cartas y narraciones de
padres a hijos para darles esta noticia. Pensé en escribir una carta
escrita por los Reyes que se traspasara de generación en generación. Pero,
aunque algunas de las que encontramos por Internet eran bonitas, no dejaban de ser inventadas. Nosotros queríamos contárselo de forma
sencilla y verdadera, sin adornos ni más fantasías, porque si hablas con tus
hijos de forma sincera, en el futuro, cuando tengan que contarte algo
importante, serán capaces de abrirse y confiar en nosotros.
Así que esta semana, tras volver
a la rutina y pasada la emoción de la noche y el día de Reyes, hemos reservado
un momento tranquilo para tener con “P” esta conversación. Yo creo que fue un
momento especial, de estos que acaban uniendo a la familia.
La conversación comenzó
preguntándole a “P” de qué quería hablar, qué nos quería preguntar. La pregunta
fue directa: “¿Los Reyes Magos sois los
padres?”.
Comenzamos explicándole lo que ya
sabía. Le contamos que los Reyes Magos existieron de verdad. Siguieron una
estrella que les condujo a adorar a un Niño, al que llevaron regalos,
porque una profecía anunciaba que ese pequeño iba a convertirse en una persona
muy importante. Y como para nosotros, por nuestra cultura y religión, es
importante el nacimiento del Niño Jesús, celebramos y recordamos esta fiesta
haciendo regalos a los niños, como los Reyes se los hicieron al Niño Jesús.
Llega un momento
en el que, cuando los niños se hacen mayores y están preparados, los padres les
hacemos partícipes de este secreto y de esta tradición para que se conviertan
con nosotros en pajes reales y guarden el secreto hasta que sus hermanos, primos o
amigos puedan también saberlo y compartirlo con nosotros,
intercambiando regalos entre todos.
Le insistimos en que es muy
importante guardar el secreto, a cada niño se lo tienen que contar sus padres
cuando llegue el momento adecuado.
Para “P” hay muchas cosas que
siguen siendo magia y misterio, porque un poco magos sí que somos. Todavía
quedan muchas preguntas que se irán contestando poco a poco.
“P” lo ha entendido, pero se ha
quedado un poco triste, porque, aunque en el fondo sabía cuál iba a ser nuestra
respuesta, siempre queremos que perdure la esperanza y la ilusión. Pero la magia, la emoción y la
ilusión no se pierden, nosotros, que somos mayores, seguimos teniéndola, por
eso escribimos la carta y pedimos también cosas materiales e inmateriales a los Reyes y al
Niño Jesús.
Si en tu familia celebráis Papá
Noel o a otro personaje que trae regalos en Navidad, la forma de contárselo es
similar.
Lo primero de todo es saber por
qué lo celebráis y de dónde viene la tradición, para trasmitirles la
importancia de las tradiciones, de los secretos y de que lo importante es darse a los demás a través de los regalos
(materiales o no).
Y tú, ¿cómo se lo has contado o quieres contárselo a tu hij@?
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