Hoy el testimonio nos lo da un gran padre. ¡Gracias por ser como eres!
Vaya por delante que escribir no es una de mis aficiones, de hecho confieso que me cuesta bastante esfuerzo ponerme frente a una hoja en blanco y plasmar en ella mis experiencias o mis sentimientos.
Vaya por delante que escribir no es una de mis aficiones, de hecho confieso que me cuesta bastante esfuerzo ponerme frente a una hoja en blanco y plasmar en ella mis experiencias o mis sentimientos.
Y entonces… ¿qué hago escribiendo en un blog sobre maternidad y
crianza?
La respuesta es bien sencilla: el amor todo lo puede. Mi mujer es la
causa y el origen de todo esto, y no me refiero únicamente a esta pequeña
colaboración en su blog, sino a la apasionante e increíble aventura de la
paternidad.
Si alguien me hubiera preguntado hace 10 años qué es para mí la
paternidad, habría contestado de una forma muy distinta a como intentaré
hacerlo ahora, y es que, por mucho que todos tengamos una idea de lo que es ser
padre, hasta que no te encuentras frente a un frágil bebé de poco más de 3 kg
de peso, que antes no existía y ahora es “tuyo”, no sabes lo que se siente al
ser padre.
La paternidad tiene la capacidad
de hacer brotar en nosotros un montón de sentimientos y emociones, de sueños y
deseos, pero también miedos e inseguridades, que quizás siempre habían estado
ahí y que estaban obstruidos o simplemente aletargados tras las corazas y
parapetos que construimos para lograr esa quimera de ser autosuficientes,
independientes, inmunes y de poder tenerlo todo bajo control. Pero cuando eres
padre, si eres mínimamente sincero contigo mismo, se te vienen abajo todas esas
falsas imágenes de superhombre que tiene que dar siempre la talla, dicho de
forma más coloquial, “se te vienen abajo los palos del sombrajo”. Y es que, frente a un hijo, una pequeña criatura que depende de ti, se siente una
desproporción y una inadecuación tan grandes que sólo tienes dos alternativas:
o te abandonas o lo abandonas. Me explico, creo que no existen medias tintas en
esto de la paternidad, o te das por completo, con todas tus limitaciones e
incoherencias, que evidentemente no van a desaparecer de repente, o te das a la
fuga, bajo las mil y una modalidades de ser padre biológico dejando a tu hijo
“huérfano de padre vivo”. Y hay que elegir, porque no hacerlo ya es una forma
de mirar para otro lado.
En mi experiencia, ser padre ha
supuesto, y supone, una motivación constante a vivir, y no de cualquier manera,
sino a vivir consciente e intensamente todas las cosas, sin renunciar a ser
cada día un poco más feliz, porque ¿qué tipo de vida puedo desear para mis hijos
si no la vivo, o al menos la deseo, primero para mí?.
Con la paternidad se despiertan
muchas preguntas, preguntas que en ocasiones no tienen respuesta, preguntas que
te abren la mirada, te ayudan a estar más despierto y te ponen en movimiento.
¿Qué puedo ofrecer a mi hijo?, ¿cómo educarle?, ¿qué necesita?, etc. Con la
paternidad también surgen miedos y dudas que te reclaman a profundizar y madurar
en las certezas sobre las que poder construir tu vida y la de tu familia.
Creo
que no hay mayor regalo que un padre pueda hacer a sus hijos que permitirles
crecer en un hogar construido sobre una base sólida, una especie de campamento
base desde donde poder emprender las expediciones hacia las cimas más altas de
la vida. Para mí, ese lugar es mi matrimonio, vivido como camino de realización
personal y como lugar donde encontrar la paz y el amor que necesito para
afrontar de la mejor manera posible el reto exigente, agotador y a la vez
maravilloso de educar a mis hijos.
Tengo tres hijos que son una verdadera
bendición y aunque en muchas ocasiones pierda la paciencia y piense que no soy
un buen padre para ellos, no dejo de desear aprender a quererles cada día más y
mejor. Quiero disfrutar viéndoles crecer, y espero que mis errores y
equivocaciones no sean un lastre, porque tengo experiencia de que, incluso eso,
puede convertirse en una ocasión para crecer y madurar. Cada vez soy más consciente
de que necesito a mi familia tanto como ellos me necesitan a mí, y estoy
convencido de que juntos podremos seguir caminando, pase lo que pase, hasta el
infinito y ¡¡más allá!!
Por eso, hoy más que nunca….
¡¡Felicidades papás!!
Precioso!!! Me ha encantado!!! Mi enhorabuena para tí por tu blog y para el padrazo que tienes a tu lado.
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado y muchas gracias por leerme!
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