Ya casi
estamos en septiembre y se acerca la vuelta al cole.
El nuevo
curso comienza para todos.
Parece
que para los adultos y niños mayores es más fácil retomar la vuelta al cole
porque sabemos lo que sucede, pero todos necesitamos adaptarnos a la rutina, al
horario, a madrugar, a los nuevos compañeros y a las obligaciones y tareas que
conlleva el día a día.
Si nos
cuesta a los mayores madrugar y volver al trabajo,
¿cómo
no les va a costar a los pequeños la vuelta al cole?
¿Cómo afrontar
el inicio escolar con los más pequeños?
Iniciar
la guardería o el colegio suele ser la primera separación que se produce entre
el niño y su familia, y será la primera vez que los niños tendrán que
enfrentarse solos a un mundo nuevo. Sería algo así como si un adulto se va a
vivir solo a un país lejano y desconocido. Con la diferencia de que los adultos
tenemos más recursos y experiencias que nuestros pequeños para afrontarlo.
El periodo de adaptación es el tiempo que el niño tardará en
asimilar los cambios y las nuevas actividades en su vida cotidiana hasta que
consiga desenvolverse con normalidad en ese nuevo ambiente.
Es
normal que se presente como un proceso
irregular donde podremos
observar avances y retrocesos. Por suerte, los
niños tienen una flexibilidad y una capacidad de adaptación extraordinaria,
lo que les ayuda a adaptarse rápidamente a cualquier circunstancia. Pero debe superar estos cambios
internamente, y esto lleva un tiempo.
En los
niños puede generarse un malestar que todavía no saben expresar con
palabras. Podemos notarles enfadados,
irritables e incluso agresivos, con cambios en el sueño o la
alimentación. Todo esto es normal. Lo importante es mantener una actitud receptiva ante este malestar que se produce en
ellos, atendiendo a los
distintos ritmos de cada niño, pues, en caso de tener varios
hijos, cada uno puede superarlo y expresarlo de diferentes maneras
y no podemos compararlos entre ellos ni al mismo hijo respecto al año
anterior.
¿Qué podemos hacer los padres?
Es muy
importante la actitud que los padres
tenemos.
Si les transmitimos
tranquilidad, confianza y normalidad no
tiene por qué haber ningún trastorno grave en los niños, aunque los llantos a
la entrada son contagiosos y tendrán malos momentos por mucha tranquilidad que
nosotros tengamos y muy sociables que ellos sean.
Muchas
veces los padres estamos más preocupados que los niños. Y es normal, porque no
nos gusta ver mal a nuestros hijos, verles llorar y no saber qué hacer no es
fácil. Pero nuestros temores, expectativas, nuestra seguridad o inseguridad,
pueden ser transmitidos a los niños sin que nos demos cuenta, somos como
un espejo para ellos. Si el niño nos
cree y confía en nosotros va a aceptar su nueva situación más fácilmente. En
cambio, si le transmitimos inseguridad, ansiedad, o siente que le estamos
intentando convencer de algo de lo que nosotros no estamos
convencidos le va a costar
más.
Algunas ideas…
Es
importante prepararles e
involucrarles en el proceso, pasear por los alrededores del cole y hacer
una visita previa al centro para que le vaya siendo familiar, comprar juntos el
material escolar, ver los libros, ir adaptando los horarios.
Y
llegado el momento, evitar las despedidas largas, darles un beso, un abrazo y
salir. Lo que tampoco es fácil, porque si se te abraza al cuello y te agarra
como un koala no hay quien le separe. Si esto sucede, y según como sea la
entrada en cada colegio, puedes alejarte un poco de la puerta, y pasear con él
mientras le dices que mamá y papá volverán pronto y que dentro va a jugar y a
disfrutar muchísimo, y cuando todo esté más tranquilo y no haya niños llorando
alrededor, le bajamos al suelo y le llevamos de la mano a la puerta.
Seguramente entrará más tranquilo. O sino la opción de que le acompañen los
hermanos y entren con él también suele ser muy efectiva.
Si el
niñ@ llora, no debemos decirle “¡no llores!” Y mucho menos “No llores porque
mamá-papá se pone triste”. Lo que siente es real y no sabe controlarlo. Debemos
acompañarles en su emoción y ayudarles a entenderlo y superarlo juntos buscando
una solución. Una idea es darles un recuerdo para que les ayude a pasar esos momentos;
por ejemplo su objeto favorito o una pulsera que hagáis juntos y tengáis todos
una igual.
Lo
importante es que el niño aprenda a adaptarse poco a poco y los padres le
acompañemos amorosamente en este momento, como en cada momento de su
vida.
Y
vosotros, ¿cómo lleváis la vuelta al cole y el periodo de adaptación?
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