¡Hoy estoy de cumpleaños!
Y el mejor regalo es poder disfrutar de un año más de vida junto a mi familia y las personas a las que quiero. Un año para seguir viviendo intensamente, disfrutar de cada pequeña cosa y de cada nuevo acontecimiento.
Para celebrarlo iniciamos NUEVA SECCIÓN: TESTIMONIOS de mamás y papás, en primera persona y como familia, sobre cómo han vivido el embarazo y/o el parto, cómo viven su maternidad o su paternidad, cómo hacen para criar y educar una familia numerosa, cómo vivir la adopción o la acogida...
También podéis escribirnos los abuelos, seguro que también tenéis mucho que aportar.
Compartir nuestras experiencias y aprendizajes es lo más importante que podemos hacer para ayudar a otras personas.
Esta sección no es posible sin vuestra colaboración. Por eso, escríbenos a caminare.portacta@gmail.com y estaremos encantados de publicar tu testimonio.
Para iniciar esta sección quiero compartir con vosotros el testimonio de Mónica sobre cómo ha vivido ella la llegada de cada uno de sus 3 hijos, cómo fue cambiando su manera de ver la maternidad y qué le ayudó a afrontar las dificultades. ¡Gracias Mónica!
"La verdad es que yo nunca había
pensado en ser madre, hasta que me llegó, claro.
La mayoría de mis amigas desde
niñas habían tenido el deseo de ser madres, como un “sentimiento maternal” muy
arraigado; sin embargo yo no tengo conciencia de ello.
Cuando conocí a mi marido, y me
enamoré, él tenía muy claro que quería tener hijos, y a mí me empezó a entrar
el “sentimiento maternal”. Nos casamos y me quedé embarazada de mi primer hijo,
y fue una sensación ¡tan bonita!, ¡estaba tan feliz!, ¡me encontraba tan bien!.
Yo siempre digo que mi estado ideal es el embarazo, porque me siento mejor que
nunca.
Pero nació Guillermo y me calló
como una losa el peso de la responsabilidad. Sentir que ese niño tan pequeñito
e indefenso dependía por entero de mí, me superó. No me sentía capaz de criarlo.
A pesar de todo el apoyo de mi marido y de mi familia me sentía muy triste por
mi niño, pensaba que había tenido muy mala suerte de tener una madre tan
desastrosa como yo, ni siquiera conseguía darle de mamar. Durante el
embarazo había hecho un curso de lactancia, y la doctora que lo impartía, Kika
Baeza de Raíces, me ayudó un montón con eso. Me sentí muy acompañada por ella y
enseguida conseguimos que el niño mamase bien. Aun así continuaba sintiéndome
muy torpe y anímicamente muy baja.
Entonces un amigo que vino a vernos para
conocer a Guillermo, me dijo que yo era la mejor madre que mi hijo podía tener
porque yo era su madre. Con esas palabras mi mente se desbloqueó y empecé a
disfrutar de ese regalo tan inmenso que se me había dado.
Cuando Guillermo tenía dos años
nació Iria y dos años más tarde Sonia. A las dos las disfruté desde el
principio; siempre teniendo muy presente las palabras que me dijo mi amigo, y
la compañía que tanto me ayudó con la lactancia.
Me siento una persona tan
afortunada por esos tres regalos ¡tan hermosos!. Es tan desproporcionado que
cuando lo pienso me abruma.
No sé si les pasa a todas las
madres, pero yo aprendo a ser madre todos los días, día a día con ellos que son
los que me enseñan.
La crianza de los hijos es una
tarea larga que requiere mucho esfuerzo. Sin embargo, a pesar del esfuerzo,
también económico, que supone tener tres hijos; yo pienso que para muchas cosas
es más fácil. Mis hijos necesitan, o al menos reclaman, menos cosas materiales
que los hijos únicos de algunos amigos. También son más pacientes y más
generosos.
Y continuamos paso a paso con la
aventura tan maravillosa de la educación y la crianza".
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